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viernes, 26 de diciembre de 2008

EL PRECIO DE LA FOTOGRAFÍA

Desde que apareció la fotografía digital, muchas han sido las personas aficionadas a la fotografía, que han defendido a capa y espada, que ésta es más económica que la fotografía clásica, la de carrete de toda la vida. Aunque bajo cierto punto de vista, pueden llegar a tener razón, lo cierto es que mirando a la fotografía digital desde un punto de vista más global, es posible que esa afirmación no sea del todo cierta.
Si el argumento de los que defienden que la fotografía digital es más barata, se basa en comprarse una cámara digital compacta, una, o dos, tarjetas de memoria, ver las fotos en la pantalla de la tele y solo de vez en cuando imprimir alguna foto en la tienda de fotografía, entonces si tendrá sentido, para ellos, que la fotografía digital es más económica que la fotografía clásica. Pero si lo miramos desde el punto de vista del aficionado que quiere progresar en el mundo de la fotografía, ésto ya no está tan claro.
PROGRESIÓN FOTOGRÁFICA
Veámoslo desde ese punto de vista, el del aficionado que quiere avanzar, y que no se quiere quedar anclado en el mundo de las cámaras compactas.
Cuando un aficionado, o aficionada, empieza en éste mundillo, lo primero que hace es adquirir una cámara para aprender. Y lo más sencillo, en el 90 % de los casos, es hacerse con una cámara que no presente demasiadas dificultades a la hora de hacer la foto. Por eso han tenido tanto éxito las cámaras compactas de apuntar y disparar. No tener que hacer mediciones de luz, ni de enfoque, ni de velocidad de obturación, es algo muy atractivo para el aficionado, o aficionada, que empieza, ya que solo tiene que centrarse en componer la instantánea. Además, todavía no sabe muy bien que es eso de la velocidad de obturación, o la apertura del diafragma. Solo después de algunos meses, o años, depende de la persona, estará en disposición de saber si se da el salto a la fotografía avanzada, o por el contrario se queda encasillado a la cámara compacta digital.
Evidentemente, si el aficionado opta por quedarse con su cámara digital compacta, y solo la cambia, de vez en cuando, por un modelo con mayores prestaciones, entonces si que será cierto, para él, aquello de que la fotografía digital es más barata que las fotos que hacía con su vieja cámara de carrete. Pero ¿Y si le pica el gusanillo? ¿Y si opta por dar el paso lógico de subir un escalón en el mundo fotográfico? Entonces la cosa cambiará radicalmente, y el aficionado ya no se conformará con su pequeña cámara digital compacta. Empezará a barajar la opción de pasasrse a la fotografía digital réflex, con todo lo que eso conlleva.
Al principio, cuando nuestro aficionado de el salto a la fotografía avanzada, se mostrará contento y satisfecho al adquirir una cámara réflex en forma de kit, es decir, un conjunto en el que le vendrá el cuerpo de la cámara y un objetivo básico, del tipo zoom, que le permita desenvolverse con una cierta seguridad, al principio, en el mundo digital réflex, a la vez que empieza a descubrir esos conceptos de diafragma y obturación, que antes no sabía muy bien que era.
Durante un tiempo nuestro aficionado estará feliz y contento descubriendo las bondades y complicaciones que, la fotografía réflex digital le ofrece. Pero llegará el día en que su querida réflex se le quede un poco corta en algunas situaciones. Que aquella foto que al principio le costó hacerla, y que se sentía orgulloso de ella cuando consiguió hacerla, descubre que se podía haber hecho de ésta o aquella manera, empleando éste o aquel objetivo o usando una fuente de iluminación alternativa, etc. Y es entonces cuando toca rascarse el bolsillo otra vez, porque habrá que invertir en nuevos componentes fotográficos, que le permita experimentar la forma de hacer una determinada foto.
Tendrá que invertir dinero en un nuevo objetivo, con una focal distinta del que tiene, para poder experimentar con la forma de hacer una determinada foto.
En comprar un flash externo porque nuestro aficionado ha descubierto que el flash integrado de la cámara, a pesar del precio de ésta, no sirve para grandes cosas.
En adquirir un trípode, porque se ha dado cuenta de que para ciertos tipos de fotos o tiene un pulso de superheroe, para evitar que la cámara se le mueva, o no podrá hacer aquella foto que llevaba tiempo detrás de ella. Y ya que estamos, necesitará una bolsa para poder transportar todo el equipo, etc.
En definitiva, si nuestro aficionado a la fotografía quiere seguir progresando en éste mundillo, no le quedará más remedio que aflojarse el bolsillo. Pero ¿por qué? Pues sencillamente porque cuando se ha alcanzado un cierto nivel de destreza fotográfica, el aficionado quiere tener el control absoluto, o casi, de su trabajo. Hasta ahora siempre había dependido del laboratorio fotográfico profesional, para la casi totalidad de sus trabajos, que era el encargado de pasarle a papel las fotos realizadas, o de revelarle dichas fotos para luego entregárselas en un CD, o DVD, para poder verlas en la tele.
A partir de ahora, nuestro aficionado fotográfico quiere ser él, el que controle su trabajo. Quiere revelar e imprimir sus fotos en casa. Quiere controlar todo, o por lo menos, la mayor parte del proceso fotográfico, y depender menos del laboratorio profesional. Así es que comenzará por interesarse por una impresora fotográfica que le de la máxima calidad de impresión, dentro de sus posibilidades económicas. Y adquirirá, también, un programa informático que le permita revelar y editar todas las fotos que haga. Y eso conlleva el tener que hacerse con un ordenador potente, que le permita manejar, con soltura, los megas y megas de fotos que se irán acumulando en el disco duro del ordenador. Y no tardando mucho tendrá que adquirir un disco duro externo para tener una copia de sus preciados archivos fotográficos que tanto quiere, no vaya a ser que se le casque el ordenador y el trabajo de varios años desaparezca como si nunca hubiera existido. Con lo cual, la inversión importante de dinero está garantizada.
Si nos ponemos a contabilizar lo que nuestro aficionado necesita para controlar la mayor parte del proceso de producción fotográfica, tenemos, más o menos, el siguiente montante:
Una cámara réflex de tipo medio con objetivo básico.............. 450€.
Una tarjeta de memoria de 1 Gb................................................. 45 €.
Un objetivo de focal variable (28-200 mm)............................. 500 €.
Un flash digital externo............................................................. 350 €.
Un trípode con rótula................................................................ 150 €.
Una bolsa de transporte.............................................................. 90 €.
Una impresora fotográfica de 8 tintas..... Entre los 600 y los 1.300 €.
Un ordenador.......................................... Entre los 900 y los 1.800 €.
Un programa informático para revelar y editar imágenes......... 950 €.
Un monitor de calidad para ver las imágenes........................... 500 €.
Visto lo visto, la cantidad aproximada que nuestro entusiástico aficionado deberá desembolsar, para llevar a buen término su afición, o pasión, según se mire, estaría en torno a la bonita cantidad de 5.000 €, y eso que aquí no se han contabilizado los diversos accesorios como los elementos de limpieza, filtros, disparadores remotos, papel fotográfico para imprimir las imágenes y un sin fin de elementos y cachivaches varios que a lo largo de la afición fotográfica de cada uno, o una, se irán acumulando.


LA FOTOGRAFÍA CLÁSICA
No sería justo detenerse aquí, sin ver que es lo que le puede deparar a nuestro aficionado, económicamente hablando, si se decanta por la fotografía clásica. El boom de la fotografía digital, ha traído como consecuencia el abaratamiento del material fotográfico clásico, con lo que a priori, es bastante fácil, al menos en apariencia, encontrar material clásico más barato. Sin embargo, si nos paramos a pensar que es lo que un aficionado avanzado necesita para controlar el proceso de las fotos, resulta que hay que gastarse unos buenos duros, o euros que para el caso es lo mismo. Así es que sin más dilación, vamos a ver que es lo que le depara, económicamente hablando, la fotografía clásica, a nuestro aficionado.
Antes de continuar, debo aclarar que las cantidades dinerarias aquí expuestas, son meramente orientativas y en ningún caso vinculantes, tanto en la fotografía digital como en la clásica, por lo que puede haber diferencias importantes, en algunos casos, con los precios reales del mercado fotográfico. Por eso los precios aquí reflejados son una estimación:
Una cámara réflex media con un objetivo básico............................... 500 €.
Un objetivo de focal variable (28-200 mm)....................................... 180 €.
Un rollo de película para copias en papel............................................ 25 €.
Un flash externo.................................................................................. 250 €.
Un trípode con rótula.......................................................................... 150 €.
Una bolsa de transporte........................................................................ 90 €.
Una ampliadora de calidad................................. Entre los 300 y los 900 €.
Un objetivo para la ampliadora......................... Entre los 70 y los 1.700 €.
Un tambor de revelado para película en B & N........................... 30 €.
Un tambor procesador para película en color................................... 700 €.
Y al igual que en la fotografía digital, faltan por incluir elementos como los filtros, las cubetas y los líquidos de procesado de las copias en papel y los diferentes elementos y accesorios de laboratorio necesarios para que el fotógrafo pueda llevar a buen fin las fotografías realizadas. Con todo ello, el montante aproximado puede acercarse, sin ningún problema, a los 5.000 €, una cantidad curiosamente similar a lo que salía en fotografía digital. Aunque esa cifra puede ser engañosa, porque en éste cómputo solo se ha incluido un rollo de película, y hay que tener en cuenta que en fotografía clásica, cada vez que se hacen fotos, hay que gastarse el dinero en comprar película.
Con todo ello se puede afirmar que, ni la fotografía digital es más barata que la clásica, ni la clásica más cara que la digital, como pudiera parecer a simple vista. Tan solo el aficionado, es el único que puede ponerle un límite económico a su afición, aunque los fabricantes nos lo pongan cada vez más difícil, sacando continuamente al mercado componentes y accesorios que dejan obsoletos al equipo que tengamos, en poco tiempo.
Como conclusión se puede decir, sin temor a equivocarnos, que el aficionado, o aficionada, a la fotografía, si solo pretende quedarse con su cámara compacta digital, sin llegar a tener ninguna otra aspiración, entonces la fotografía digital sí será más barata que la clásica. Por contra, si el aficionado, o aficionada, pretende progresar en la fotografía, tanto digital como clásica, la aseveración de que la fotografía digital es más barata que la clásica, no será cierta. Por lo tanto el aficionado, o aficionada, serán los que tengan la última palabra en ese sentido, y la fotografía será tan cara, o barata, como el aficionado quiera.

Ángel Tejedor
Un aficionado a la fotografía