Todos sabemos la sensación que nos provoca el ver una fotografía desenfocada o movida (foto de la derecha). Por mucho cuidado que se haya puesto en la composición, por muy espectacular que sea lo que se fotografíe o por mucho tiempo que se haya invertido en realizar una foto estupenda, ésta no podrá usarse si la foto aparece desenfocada. Según yo lo veo, tres son los motivos principales por los que una foto puede salir desenfocada: Por un movimiento involuntario, o no, de la cámara al disparar. Por un error al enfocar la imagen, o por un movimiento involuntario, o no, del sujeto a fotografiar (personas, niños, objetos móviles, animales, etc.). De estos tres motivos dos los podrá controlar el fotógrafo, el otro ya es más complejo porque no depende del fotógrafo, me estoy refiriendo a fotografíar niños o animales, ya que éstos tienden a moverse cuando menos falta hace que lo hagan.
De los dos motivos que puede controlar más fácilmente el fotógrafo, el primer caso (movimiento de la cámara) suele ocurrir porque la velocidad de obturación que se ha empleado es tan baja, que el sensor se hace eco de todos los pequeños movimientos que hace el fotógrafo, incluso si la cámara esta en un trípode en el momento de hacer la foto. Es lo que se conoce como trepidación. Por eso, aunque el enfoque sea correcto, esa pequeña vibración, que incluso la puede provocar el viento, hará que la foto salga desenfocada o movida. La solución pasa por elevar la velocidad de obturación hasta un valor en que esos pequeños movimientos involuntarios, no los aprecie el sensor. Si con todo se necesita una velocidad de obturación lenta, es mejor hacer la foto con un disparador remoto o usar el disparo temporizado de la propia cámara. Generalmente, para evitar ese error, lo mejor es cambiar la prioridad de disparo a la posición “S” (prioridad de obturación) y elegir una velocidad de obturación lo más próxima posible al objetivo empleado. Por ejemplo, si estamos empleando un objetivo cuya focal sea de 70 mm, deberemos usar una velocidad de obturación de 1/70 avo de segundo, o la velocidad más próxima a la distancia focal empleada. Si encima hay poca luz, es preferible aumentar el valor ISO para compensar la falta de ésta. Siempre es mejor tener una imagen nítida con algo de ruido, que una imagen desenfocada que seguramente no se pueda utilizar.En el segundo caso (el error de enfoque) se pueden identificar dos supuestos: El primero es cuando una parte de la imagen aparece nítida pero no se corresponde con la zona de la foto que nos interesa. Esto está causado por un enfoque automático erróneo. El segundo, es cuando la foto tiene una zona nítida pero ésta no es lo bastante clara, y está causado por disparar con una apertura de diafragma más amplia de lo que permite la lente que se esté usando, como por ejemplo f /2.8 o f/5.6. En estas aperturas el objetivo alcanza menos nitidez ya que la profundidad de campo disminuye considerablemente, haciendo que cualquier variación en la colocación del sujeto, o adelantando o atrasando la posición de la cámara con respecto del sujeto, varíe el enfoque sin que muchas veces nos demos cuenta. Por lo tanto si los niveles de luz lo permiten, es mejor aumentar el valor del diafragma para aumentar la profundidad de campo. Si por el contrario, la luz es muy escasa, habrá que plantearse el uso de un trípode, de aumentar el valor ISO o usar algún método de iluminación de apoyo como un flash, una antorcha de vídeo o un foco de luz continua portátil. Foto de la derecha.
Delegar toda la tarea del enfoque al enfoque automático de la cámara, no es una buena idea porque éste es muy puñetero y solo puede actuar de dos formas; o enfoca o no enfoca. Además, es muy fácil engañarle y si no ¿has intentado alguna vez enfocar en plena noche a la luna llena usando el enfoque automático? Difícil ¡eh! Por lo que mi consejo es que cuando se tengan problemas con el enfoque automático, y éste no sea capaz de realizar su trabajo, recurramos al enfoque manual. Sin embargo y para evitar, en la medida de lo posible, que al usar el enfoque manual tengamos problemas de enfoque, hay que ajustar las dioptrías del visor de la cámara a nuestra visión, como si de unas gafas se tratara, de manera que lo que veamos por el visor esté completamente nítido. Desgraciadamente las cámaras digitales réflex carecen, en el visor, de un elemento que si tenían algunas cámaras réflex de carrete. Me estoy refiriendo al “Telémetro”, un sistema que cuando algo estaba desenfocado, en el visor se veía la imagen, aparte de borrosa, doble, como si la estuvieras viendo a través de dos cristales de diferente color. Al enfocar, la imagen dejaba de verse doble a la vez que se volvía nítida. Otras cámaras llevaban un sistema que cuando la imagen estaba desenfocada, en el visor se veía ésta como si estuviese fragmentada. Cuando se enfocaba, los diferentes fragmentos se combinaban para mostrar la imagen nítida. A veces echo de menos esos sistemas. En éste sentido, los propietarios de las cámaras digitales compactas lo tienen más crudo, ya que éstas ni siquiera tienen visor óptico y solo se puede ver el enfoque a través de la pantalla trasera. En mi caso, y a falta de esos sistemas, suelo usar un pequeño truquillo cuando voy hacer una foto en la que tengo que usar el enfoque manual. Si tengo que fotografiar en interior, pongo en el mismo plano del objeto, o sujeto a fotografiar, una página que contenga algún texto. Cuando enfoco lo hago sobre el texto, y cuando éste se ve perfectamente nítido, bloqueo el enfoque y apunto al sujeto a fotografiar. Si es en exteriores, procuro encontrar carteles, señales, texturas etc., cualquier cosa que tenga texto escrito o superficies rugosas o texturizadas y que estén en el mismo plano que lo que voy a fotografiar. Enfoco sobre ellas y vuelvo a bloquear el enfoque para hacer la foto. De momento es un sistema que me da muy buenos resultados.
Pero ¿qué ocurre cuando lo que queremos fotografiar se mueve? Una de mis actividades favoritas a la hora de echarme la cámara al hombro, es hacer fotografía deportiva. Y a lo largo de mis andanzas, he visto como muchos aficionados hacen fotos con sus cámaras compactas a deportistas que se mueven, más o menos rápidos, encuadrando al deportista sin apenas mover la cámara, y con el agravante de colocar el sistema de disparo de la cámara en modo totalmente automático. Si tenemos en cuenta que las cámaras compactas tienen, casi todas, un pequeño retardo en el disparo, la consecuencia de ello es una foto similar a la que puedes ver en la imagen de la derecha, en la que el fondo está nítido y lo que interesa está movido del todo debido a la velocidad del ciclista. Según yo lo veo, hay dos tipos de enfoque, y los llamo “enfoque pasivo” y “enfoque dinámico”. El enfoque pasivo va muy bien para fotografiar sujetos u objetos cuyo movimiento es muy limitado o nulo, como gente, paisajes o naturalezas muertas. El enfoque dinámico es precisamente para todo lo contrario, cuando el sujeto se mueve y no depende de nosotros la dirección o la velocidad en la que se mueve. El sistema de enfoque continuo, que la mayoría de las cámaras poseen, es capaz de mantener el enfoque aunque la cámara y el sujeto se estén moviendo, teniendo más posibilidades de que la foto salga nítida captando más detalles. Sin embargo éste sistema no funcionará adecuadamente, si no se selecciona previamente el punto de enfoque. Es decir, mantener la zona de enfoque amplia (todas las zonas de enfoque activadas) no dará los mejores resultados. Yo suelo hacer reportajes en carreras de MTB (ciclismo de montaña) y antes de hacer cualquier foto, selecciono en el enfoque continuo la zona central de enfoque y me ayudo de un monopie.
Eso me garantiza que al menos el 70 u 80 % de las fotos me salgan bastante nítidas (algunas extraordinariamente nítidas). De ésta forma si se selecciona el punto central de enfoque, solo hay que apuntar con él al sujeto en movimiento, así nos aseguramos que lo que interesa salga nítido aunque el resto esté borroso. Échale un vistazo a la foto de la derecha. Para hacer ésta foto seleccioné el modo de enfoque continuo, puse el punto de enfoque en la parte central y seleccioné el modo de prioridad de apertura (podría haber usado el modo de deportes, pero preferí usar la prioridad de apertura). Ajusté el diafragma a un valor de f8, y con todo seleccionado lo que hice fue perseguir al ciclista hasta que vi a través del visor el momento idóneo para disparar. Por cierto que la cámara puso el valor del obturador en sólo 1/80 avo de segundo. Éste método se llama “barrido” y es ideal para tomar fotos de cosas o sujetos en movimiento rápido y que se desplacen lateralmente con respecto a tu posición. Como puedes ver el ciclista aparece razonablemente nítido, mientras que el fondo está desenfocado dando a la foto una sensación de movimiento y velocidad bastante interesante.
Mira las dos imágenes de la flor de la derecha. En la foto de arriba, he aplicado una máscara de enfoque con los siguientes valores: En cantidad 100 %. En Radio 1,6. Y en umbral 1. En la imagen de abajo he aplicado una máscara de enfoque cuyos valores han sido en Cantidad 150 %. En Radio 10 píxeles. Y en Umbral 2.Como se puede apreciar en la foto de abajo, el efecto del enfoque más que mejorar la imagen lo que hace es perjudicarla, porque se pueden apreciar halos en los bordes de pétalos de la flor. Además hace que la flor tenga un aspecto que es poco natural.
Entonces ¿Cuáles son los valores con los que podemos jugar sin pasarnos? Después de probar mucho sobre imágenes de todo tipo, los valores donde yo he tenido los mejores resultados, están comprendidos entre los siguientes: En Cantidad es mejor movernos entre 50 y 100 %. En Radio, nos moveremos entre 1 y 2,6 píxeles. Y en Umbral, lo mejor es no pasarnos de 2 niveles. Ya digo que moviéndome en esos valores los resultados son realmente buenos. En éste caso se demuestra que menos es más.

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